En esta segunda parte del blog, he decidido hablar sobre la determinación genética del comportamiento humano. Aunque siempre he creído que nuestras experiencias son las que nos moldean, la ciencia ha demostrado que los genes también influyen en cómo actuamos. Aquí daré los resultados de mi investigación sobre cómo ciertos rasgos de la personalidad están en nuestro ADN, pero también cómo el entorno en el que vivimos pueden modificar o reforzar estas tendencias genéticas. Siendo nuestra personalidad una combinación fascinante entre lo que heredamos y lo que vivimos.
La determinación genética del comportamiento humano es un campo que estudia cómo nuestros genes influyen en nuestras predisposiciones y patrones de conducta. Desde hace décadas, los científicos han estado interesados en descubrir hasta qué punto la biología influye en la manera en que nos comportamos. Aunque el comportamiento humano es sumamente complejo y multifacético, la genética conductual ha demostrado que ciertos aspectos de nuestra personalidad, como la agresividad, la timidez, o incluso la tendencia a desarrollar adicciones, pueden estar influenciados por variantes genéticas heredadas. Los estudios en gemelos idénticos y fraternos, así como en familias y personas adoptadas, han sido claves para entender esta relación. Estas investigaciones muestran que, aunque el entorno es determinante, los genes juegan un papel significativo al moldear nuestras reacciones y decisiones.
Un ejemplo concreto de la influencia genética se observa en estudios de gemelos. Aquellos que comparten el 100% de su ADN, como los gemelos idénticos, tienden a mostrar similitudes en su comportamiento incluso si han sido criados en diferentes ambientes. Estos hallazgos sugieren que ciertos rasgos, como la tendencia a la introversión o extroversión, pueden tener una base genética. Sin embargo, en el caso de gemelos fraternos, que solo comparten el 50% de su ADN, estas similitudes tienden a ser menores. Esto no significa que el comportamiento esté totalmente determinado por los genes, pero sí indica que nuestras predisposiciones pueden estar influenciadas por factores genéticos que heredamos de nuestros padres.
A pesar de esto, no se puede decir que el comportamiento humano esté completamente predeterminado por nuestros genes. Los factores ambientales, como la educación, las experiencias personales, el entorno cultural y el contexto social en el que vivimos, interactúan de manera constante con nuestra genética. Un concepto clave en este sentido es el de la epigenética, que explora cómo los factores externos pueden modificar la expresión de nuestros genes sin alterar la secuencia genética subyacente. Por ejemplo, situaciones de estrés prolongado, la nutrición o el trauma pueden influir en la forma en que nuestros genes se expresan a lo largo de la vida, activando o silenciando ciertas predisposiciones genéticas. Esto significa que lo que vivimos puede modificar, en cierto modo, cómo se manifiestan nuestras tendencias genéticas.
En resumen, la determinación genética del comportamiento humano no puede entenderse como un factor único y determinante, sino como una pieza más dentro de un complejo rompecabezas. El comportamiento es el resultado de la interacción entre los genes y el ambiente. Aunque nuestros genes pueden predisponernos a ciertos comportamientos o inclinaciones, es el entorno, con sus experiencias, aprendizajes y circunstancias, el que finalmente juega un papel crucial en cómo esas predisposiciones se manifiestan. Por lo tanto, si bien nuestra genética establece un punto de partida, son las decisiones y el contexto que nos rodea los que terminan por definir quiénes somos y cómo actuamos en la vida diaria.
A continuación les dejo unos videos que hablan más sobre este tema y un link a un texto visto en clase:
https://www.ugr.es/~pwlac/G11_06Miguel_Moreno_Munoz.html
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